El retorno de un clásico

Sopa de Cabra toca el cielo en el Sant Jordi

El grupo conmocionó a sus fans en su reaparición tras una década de silencio

Sopa de Cabra reinó anoche en un escenario mezcla de garaje mugriento, cuarto trastero y cuneta de carretera comarcal. Coches abandonados, neumáticos y un sillón despellejado, en un montaje firmado por Lluís Danés, acompañaron al grupo de Girona en su espectacular reconquista del Palau Sant Jordi, 20 años después de su primera visita al local, entonces acompañado de Els Pets, Sau y Sangtraït. Anoche no hizo falta nada más que sus canciones, 30 en total, para confirmar al grupo como gran proveedor de emociones.

El grito ritual «Bona nit, malparits!» sacudió el Sant Jordi, repleto, con más de 17.000 personas (que serán 52.000 sumando las citas de hoy y mañana; cifras jamás alcanzadas por el grupo en sus años de esplendor), yEl boig de la ciutatencendió la mecha desatando el karaoke generalizado a partir del estribillo.«Feia molt de temps que esperàvem aquest moment. Gràcies per ser-hi, i per ser-hi els primers!», exclamó Gerard Quintana antes de rescatar otras dos canciones de los primeros tiempos del grupo,Tot queda igual yDies de carretera.

MADUREZ Y FIESTA / Las piezas, siete, incluidas tres guitarras, encajaron y desplegaron elsonido sopa, ese rock tradicionalista de pegada inmediata y pliegues sentimentales.Si et va béreivindicó la etapa madura de la banda. SonaronLletania, Per no dir res («¡Això és una festa!») y rarezas como el reggaeLa balada de Dicky Deeming. OSeguirem somniant, canción inédita del homenajePodré tornar enrera, que sonó en versión acústica y con dedicatoria al gran ausente, Joan Cardona,Ninyin, guitarrista fallecido en el 2002 de cáncer.«No som els Stones ni de lluny, però ell era tan gran com Keith Richards», reivindicó el cantante.

En el cuerpo central del concierto, abundante material primerizo, comoEl carrer dels torrats yBloquejats. Y raciones del Quintana ideólogo y profético.«Vénen temps estranys, difícils; vénen temps amb barba», en alusión al posible nuevo inquilino de la Moncloa. Hubo cánticos independentistas cuando Quintana evocó el concierto de 1991.«Llavors no ho teníem clar, però només hi ha un camí per ser nosaltres». El repertorio se asentó en los clásicos de sus inicios y las últimas cosechas. De sus años intermedios, cuando estuvieron a punto de colgar la toalla, sonóHores bruixes, con su jugosogrooveforestal.

ANTICORPORACIONES /Quintana recordó cuando, en el disco en directoBen endins, de 1991, presentóGuerra(versión deWar, pieza popularizada por Bob Marley) cargando contra los políticos. Ahora las cosas han cambiado, dijo: quienes deciden ya no son los políticos, pobres, sino «les grans corporacions, que han fet d'aquest planeta la seva joguina». Xarim Aresté, el nuevo fichaje de Sopa, corroboró sus palabras con un ácido solo con su«guitarra bruta». A su lado, Josep Thió manejó la«guitarra mestra».

Els teus somnis y El far del sud apuntaron a una tanda de bises que no quería tocar fin. Gran variedad de palos: reggae enSi et quedes en mi, rock'n'roll deslenguado en elmedleydeBlujinsyEl sexo(única canción en castellano de la noche:Mundo infierno al completo quedó en el tintero) y country enNo hi ha camí. Tras nuevas idas y venidas del escenario,Camins, Mai trobaràs, L'Empordày un fundido melancólico conPodré tornar enrera.

Dos horas y 40 minutos deshowque elevaron a Sopa de Cabra al máximo estatus movilizador de público en la escena catalana, midiéndose con el Llach del Camp Nou o las tandas de El Último de la Fila en el Palau d'Esports. Sopa calórica.