El creador de Tintín, Georges Remi, Hergé, logró una de sus mejores creaciones con el capitán Haddock, el barbudo lobo de mar (aunque no aparezca hasta el noveno álbum), y se lo pasó en grande creando para el personaje un nutrido vocabulario de improperios. Un festival, y un reto, para sus traductores a otras lenguas, que en el caso del catalán fue el periodista y político republicano Joaquim Ventalló (1899-1996). Un libro (Llamp de llamp de rellamp de contra-rellamp!, Editorial Acontravent) reivindica su labor y recupera el diccionario de 800 expresiones que Ventalló recopiló y creó como base para traducir a Haddock.
Muchas de estas exclamaciones entraron en los bocadillos de los álbumes de la editorial Joventut, pero otras que podrían haber sido haddockianas no lo fueron, quedaron en un listado inédito. Ventalló tuvo que demostrar ingenio e inventiva para hallar paralelos locales a las canciones populares del capitán, a los términos marineros (consultó a pescadores de Port de la Selva) pero sobre todo a las emblemáticas exclamaciones del bebedor de whisky.
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