fotografía

Joan Colom expone el 'Álbum' dedicado a su amigo Casademont

El fotolibro fue un regalo del fotógrafo al galerista y se exhibe por primera vez

Tres de las imágenes captadas en el Raval durante los años 50 y 60 incluidas en ’Álbum’ y que ahora se exponen en la Fundación Foto Colectania. / JOAN COLOM

«Le debo a Casademont el haberme dedicado a la fotografía porque fue él quien me animó y apoyó al principio». La afirmación la hacía un emocionado Joan Colom hace medio año con motivo de la inauguración de la muestra colectivaNova Avantguarda. Fotografia catalana dels anys 50 i 60, y el personaje al que iban dirigidos sus elogios no es otro que el historiador y crítico, además de galerista de la sala Aixelà, Josep M. Casademont. El mismo personaje que en 1973, como muestra de agradecimiento, recibió el que quizá es el gran fotolibro de Colom y si no lo es, sí es el único en el que el fotógrafo participó directa y activamente.

Se trata del llamadoÁlbum, un conjunto de 76 fotografías que Colom (Barcelona, 1921) escogió entre las que más le gustaban de su archivo, y que luego copió, esmaltó y puso en página personalmente. Un libro con aspecto de álbum familiar y con las fotografías enganchadas con cantoneras que permaneció en casa del galerista hasta el 2004, cuando Fundació Foto Colectania lo adquirió.

Ahora las 76 imágenes, incluidos dos retratos del propio Colom captados por Ignasi Marroyo, cuelgan en las paredes de la fundación en la que es la primera vez que estas piezas se exhiben tal y como Colom las pensó. Algunas ya se habían visto enJoan Colom. Les gens du Raval, en el 2006 en la Fondation Cartier Bresson de Paris, y otras son inéditas, pero todas tienen en común el tema: los personajes del barrio del Raval que tanto fascinaban al fotógrafo.

La muestra, además, va acompañada de la edición de un facsímil del álbum (editorial RM) y de un vídeo, que aunque no es inédito -se ha exhibido en el Museu Nacional d'Art de Catalunya y el Museu d'Art Contemporani de Barcelona- tampoco es muy conocido. La película, de media hora de duración rodada, cómo no, en el Raval y en la Barceloneta en los 60, «fascina» a Colom, que sin embargo no recuerda cómo llegó la cámara a sus manos ni por qué no continuó filmando. Pero sí sabe que cuida su archivo con tanto mimo. Tiene sus miles de negativos y copias perfectamente clasificados y ordenados para que quienes se hagan cargo en un futuro puedan acceder a ellos fácilmente.

«TODO TIENE UN COSTE» / Sobre quienes serán sus custodios poco se sabe. A pesar de que se ha hablado mucho últimamente, Colom no suelta prenda: «No he decidido ni quién ni cómo, pero la idea es que lo tenga una institución con medios económicos y personales para hacerse cargo». Y suelta un aviso para navegantes: «Todo en la vida tiene un coste».