Menos a modo degimmick que de lógica consecuencia de la genética de su protagonista -y de comentario sobre nuestra cultura, basada en la saturación y la sinergia mediáticas-,Scott Pilgrim contra el mundo propone una exuberante mezcla de léxicos -el videojuego, el manga, el anime, las sitcom,la música-. Esa acumulación podría entenderse como una mera exhibición de musculatura visual por parte de Edgar Wright de no ser porque, a la vez, el director se muestra igualmente hábil reconociendo los miedos, decepciones y tantas otras complicaciones congénitas a la juventud, y formulando grandes verdades acerca de una generación nacida en la era de la comunicación tecnológica pero que, como todo el mundo, anhela conexiones íntimas y personales.
Crítica
'Scott Pilgrim contra el mundo', nunca es demasiado
Tráiler de ’Scott Pilgrim contra el mundo’. /
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