El debut de Mikel Rueda es una ficción emplazada en la última corriente de reivindicación de la memoria histórica, aunque en este caso no se trata de la búsqueda de fosas comunes de la guerra civil sino de contar algo de sobras conocido pero que conviene siempre recordar: aquellos niños que les fueron arrebatados a las presas republicanas y dados en adopción a familias fascistas o falangistas para que recibieran una educación acorde con el nuevo régimen. Rueda reconstruye en caso de una mujer encarcelada en la prisión de Saturrarán y la convierte en bandera de esa reivindicación, además de analizar el papel jugado por la iglesia. El filme es honesto en sus intenciones, pero su tono resulta más académico y previsible.
DRAMA
'Estrellas que alcanzar', los hijos robados
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