Retrato de los ritos de paso de una joven en un entorno globalizado y alienante, este filme muestra no poca ambición tratando de abordar temas como la identidad étnico-racial, la ciudadanía y, echando mano de la caricatura y el cliché, la diferencia cultural. Sin embargo, resulta ser vaga y hasta torpe ¿por la falta de sutileza de su didactismo¿ para tratar esos asuntos con rigor. Mei Li (Lu Huang) es planteada como una figura alegórica de la entrada de su país en la sociedad mundializada pero, pese a que se adivinan alusiones a la atracción y la amenaza que China y Occidente se profesan, nunca queda claro qué quiere decir la película sobre el destino chino en el mundo moderno, en parte porque, aunque se supone que su tenacidad debe ser admirable, la joven se revela como un personaje más bien odioso.
DRAMA
'Ella, una joven china', borrosa metáfora
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