Con al menos un ojo puesto en Almodóvar, el director Yusry Nasrallah se apropia de los métodos narrativos deLas mil y una noches para revelar a las mujeres como las víctimas invisibles de la traumática entrada del mundo árabe en la modernidad. Mientras exagera y a la vez deconstruye las formas melodramáticas, la película demuestra, por un lado, que todo es política --especialmente en una sociedad que trata de legislar contra el deseo sexual-- y, por otro, que en Egipto la política está totalmente corrompida. Puede queMujeres de El Cairosea técnicamente rudimentaria y que carezca de sutileza dramática alguna, pero lo de Nasrallah no es falta de talento, sino un audaz esfuerzo por aunar el culebrón y la sátira social, y retratar así las complejas relaciones humanas en su país, usando herramientas culturales autóctonas.
DRAMA
'Mujeres de El Cairo', tradición y posmodernidad
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