La locura argentina en la era del amor unánime a Messi

Un grupo de seguidores reunidos en la casa que fue de Maradona en Buenos Aires, este martes. / EFE

En cada esquina, cada barrio de cada ciudad de un país, Argentina, se vive en un estado de desborde emocional sin parangones desde que el sueño de un tercer Mundial ha quedado al alcance del pie izquierdo de Leo Messi. Si algo distingue a estas horas de frenesí es un mismo canto que comparten jugadores en los camarines, hinchas de las clases pudientes en las tribunas de Qatar, ciudadanos de clase media de las urbes azotados por la inflación y los millones de hombres y mujeres que encuentran en estas horas una caricia en sus corazones, como bien lo ha dicho el portero Dibu Martínez, protagonista en los penaltis y también de una publicidad de hamburguesas cuyo precio es prohibitivo para muchos de los que vivan su nombre.