Cada año que Lewis Hamilton, de 25 años, el hombre más mimado del automovilismo mundial, el preferido de Ron Dennis, el llamado a llevar sobre sus hombros la historia de todo un país pionero en las cuatro ruedas, ha tenido la posibilidad de proclamarse campeón del mundo, lo ha estropeado. Sus finales de temporada suelen ser el cementerio de todas sus ilusiones. En los dos últimos grandes premios ha cosechado dos ceros. «No me importa, no pienso cambiar mi estilo de pilotaje ni mi manera de plantearme las carreras», dijo ayer tras chocar con Mark Webber en otro de sus adelantamientos suicidas o, al menos, forzados. «Los 20 puntos que me separan del líder significa una desventaja razonable pero no insalvable». A Hamilton, el preferido, como no, de McLaren, pese a que su compañero, Jenson Button, también es británico y, encima, actual campeón, le condena su agresividad. «Soy así, lo siento. O no». Poseedor de solo una pole y tres victorias, el británico está convencido de que su ímpetu, agresividad y ganas de ganar siempre será lo que le convierta en campeón.
IMPULSIVO
Hamilton, el hombre que no sabe rematar
El hombre que no sabe rematar_MEDIA_1
Lo más visto
- Manolo García: “De estas elecciones me ha gustado que, de cada dos catalanes, uno no ha ido a votar”
- Marc Janeras: "Los gestores de Rodalies han conseguido vaciar el tren; están desmantelando el uso de la R3"
- Estos mutualistas se quedan sin recuperar su dinero de la renta
- Tres turistas catalanes mueren en un tiroteo en Afganistán
- Los bancos tendrán que ofrecer a sus clientes morosos renegociar la deuda antes de llevarles al juzgado