Esta nueva campaña de proximidad tiene una doble vertiente. Por un lado, el más evidente, persigue aumentar las tasas de recogida selectiva en el territorio metropolitano a través de la sensibilización y la información a pie de calle, para aproximarse al 50% que las directivas europeas marcan cara al 2020. Por otro lado, esta acción tiene un importante componente social. Y es que en la selección de los 144 informadores se han tenido en cuenta diferentes criterios que convierten esta campaña relacionada con el reciclaje y la sostenibilidad en general en un auténtico plan de ocupación.
En la selección de los informadores se buscaron desempleados de larga duración. Muchos de ellos, el 23% de los 144 contratados, son mayores de 40 años y constituyen uno de los colectivos con más obstáculos para reinsertarse en el mundo laboral.
Otro grupo importante de informadores está formado por estudiantes y posgraduados de disciplinas relacionadas con las ciencias ambientales, para los que trabajar en esta campaña y participar en una formación previa muy completa les proporciona una valiosa experiencia en este campo.
Un tercer grupo de informadores, el 25% de los contratados por el AMB, representan otras etnias, sobre todo africanas. Esta estrategia persigue, al margen de ofrecer oportunidades laborales a estos contratados, facilitar la relación y la comunicación con las personas de otros países y culturas recién llegados, con quienes comparten costumbres y un trasfondo cultural.