El aire que respiramos está impregnado de una serie de partículas tan y tan minúsculas que son capaces de infiltrarse en nuestro cuerpo —desde los pulmones hasta el corazón y el cerebro— y deteriorar poco a poco nuestra salud. Se trata de las (desgraciadamente) famosas partículas finas en suspensión (PM2,5). La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la concentración diaria de estas sustancias no debería superar los 5 microgramos por metro cúbico. El estudio más grande realizado hasta la fecha sobre calidad del aire en el mundo apunta a que solo el 0,001% de la población global respira aire que está dentro de estos umbrales de seguridad. El 99,999% restante está expuesto a niveles peligrosos de contaminación.
Estudio científico
Solo el 0,001% de la población mundial está expuesta a niveles seguros de calidad del aire
Un nuevo estudio alerta sobre las elevadas concentraciones de partículas finas (PM2,5) en todo el mundo
Solo el 0,18% de la superficie del planeta está expuesta a umbrales óptimos de calidad del aire
Contaminación en una gran ciudad.
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