Imagine la escena. Es un día cualquiera del año 2030. Entra en un supermercado. A primera vista, todo parece exactamente igual que en la década de los 20. Pero, si se fijan, algo ha cambiado. En la zona de fruta y verdura, por ejemplo, ya no hay manzanas envueltas en capas celofán y colocadas en bandejas de polipropileno. Tampoco hay rastro de las pajitas de plástico o de la cubertería de usar y tirar. Hay café, cómo no, pero ya no se vende envuelto en cápsulas de aluminio sino en envases biodegradables. En los pasillos hay ahora secciones dedicadas a la venta de productos al granel. Todo es igual y, a su vez, todo es distinto. Al menos ese es el objetivo al que aspiran las nuevas propuestas legislativas que despegarán en los próximos años para intentar acabar con la avalancha de residuos plásticos que desde hace décadas inunda el planeta.
Día Mundial del Reciclaje
Un día en un futuro sin plástico
Supermercados sin manzanas envueltas en plástico ni pajitas desechables. Secciones dedicadas a la venta a granel. Cápsulas de café compostables. Este es el futuro que intentan dibujar las nuevas leyes de gestión de residuos, que intentarán poner coto a los plásticos de un solo uso.
Una mujer compra en una tienda de productos a granel. /
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