El clima tiene un problema en Asia

China y la India, líderes en emisiones de CO2, sufren también unos graves índices de contaminación

Una central térmica cercana a Pakín, la capital china. / KIM KYUNG HOON (REUTERS)

Colegios cerrados, hospitales colapsados, un cielo mugroso y registros de contaminación que superan la capacidad de los lectores. Las fotos son conocidas pero cambia el remite: no es Pekín sino Nueva Delhi. El planeta tiene un problema con Asia, donde China y la India lideran las emisiones a la atmósfera. Ambas sufren el problema pero solo la primera lo combate.

El patrón es similar. Son países enormes y aún atareados en sacar a su población de la pobreza con procesos de industrialización y migración del campo a la urbe que arruinan su equilibrio ecológico. El punto de inflexión chino llegó con los Juegos Olímpicos del 2008. El Gobierno atendió las reclamaciones y declaró formalmente la guerra a la contaminación y a las emisiones de efecto invernadero.

Pekín se ha puesto manos a la obra con un ambicioso programa en energías renovables

China genera el 29% de las emisiones mundiales de CO2, más que EEUU y Europa juntos, pero también invierte más que ellos en energías renovables y cumplirá su compromiso sellado en París de alcanzar su pico de emisiones en el 2030. El doloroso cierre de miles de fábricas de carbón y acero rebaja el crecimiento económico de provincias enteras y tensa la sacrosanta estabilidad social por los millones de desempleados. Pero nadie aquí discute la factura y Pekín disfruta su nuevo papel de paladín contra el cambio climático tras el abandono estadounidense.

Las micropartículas en el aire de Delhi han aumentado
un 12% en los últimos tres años

Los estudios apuntalan las tendencias. Las partículas PM2,5 (las más pequeñas y dañinas) cayeron un 27% en Pekín entre 2013 y 2016 mientras aumentaron más del 12% en Nueva Delhi. El dióxido de azufre que se crea principalmente con la quema del carbón se ha reducido un 50% en China desde el 2007, mientras en la India creció un 50%, según datos publicados en Scientific Report. China ha rebajado un 2% las muertes anuales relacionadas con la contaminación mientras han aumentado en India un 1,4%. De los nueve millones de muertes en todo el mundo, India cuenta con 2,5 millones y 1,8 millones son chinas. Pekín aún epitomiza en el imaginario global el desastre medioambiental a pesar de que hace años lidera la solución, mientras India arrastra los pies.

Las razones son variadas. La emergente clase media urbana que catalizó el cambio en China es menor en la India y las chimeneas humeantes de las fábricas se ven como un símbolo de desarrollo económico en las zonas rurales. El Gobierno aún carece de convicción para remediar el desaguisado y de fuerza para implementar las regulaciones. La dictadura china permite que las directrices de Pekín se cumplan de forma vertical en todo el territorio mientras la caótica democracia india exige una farragosa burocracia y poner de acuerdo a la administración central, la provincial y la local. Los lamentos que estos días se escuchan en Nueva Delhi apuntan a las causas políticas.

Michael Brauer, profesor de Medioambiente de University British Columbia, alude a la tormenta perfecta que forman la industrialización, el aumento de la población y el envejecimiento para explicar el aumento de muertes prematuras por contaminación en la India. “El Gobierno solo está empezando ahora a reconocer la gravedad del problema, lo que es comprensible porque lidia con muchos otros asuntos como la pobreza, la instalación de redes eléctricas o la educación”, señala.

La contaminación en China viene de la industria pesada y se acentúa cuando el frío invierno estimula la quema del carbón. La principal causa en la India es la quema de cultivos. Los agricultores ignoran olímpicamente la prohibición, especialmente en los estados del Punjab y Haryana, de donde llega la contaminación a Nueva Delhi. Los planes oficiales con alternativas a la quema no se han aplicado porque el Gobierno central y los provinciales aún discuten quién los paga y los agricultores, con una alta tasa de suicidios por su incapacidad para devolver las deudas, no están para más dispendios. La contaminación, como demostró China, es un problema de pobreza.

Sostiene Brauer que el desarrollo económico traerá cielos más azules en India. “La cuestión es cuánto tiempo será necesario y si la población tendrá que sufrir otros 50 años, 10 años o menos”, añade.