Apostando por la ciudad innovadora

Barcelona ha creado una imagen pública basada en el atractivo de la ciudad como un lugar para vivir y disfrutar. Reformular esta representación pasa por una apuesta por la innovación

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Barcelona se ha convertido en un modelo de referencia para muchas ciudades aspirantes a participar de una invisible jerarquía urbana tanto a escala europea como a escala internacional. La capacidad de liderazgo del Gobierno local, el diseño de una marca competitiva internacionalmente y la complicidad entre agentes públicos y privados han sido, entre otros, elementos clave para el éxito. La ciudad, acostumbrada a reinventarse a lo largo de su historia mediante la celebración de eventos para suplir carencias urbanas estructurales y, simultáneamente, dar respuesta a retos globales, ha tenido como principal determinante su propia diversidad socio-económica, institucional y política. Barcelona sin duda ha creado una imagen pública basada principalmente en el atractivo de la ciudad como un lugar para vivir y disfrutar. Una reformulación de esta representación de la ciudad pasa por una clara apuesta por la innovación.

Barcelona ha demostrado una gran capacidad de adaptación ('resilience') a las exigencias de un nuevo entorno global ideando mecanismos para favorecer los aspectos fuertes (por ejemplo, la capacidad creativa) y mejorar los más débiles (por ejemplo, la atracción de capital riesgo), así como reorientando la acción pública hacia una mayor identificación con la ciudadanía, buscando respuestas a necesidades básicas como la vivienda o el empleo. La apuesta decidida por sectores emergentes y novedosos para la ciudad, basados en el capital humano altamente cualificado como por ejemplo la biotecnología o las tecnologías móviles, ha permitido hacer de Barcelona un polo urbano atractivo para la innovación.

Trasnformación de la sociedad industrial

A lo largo de la década de los 90, Barcelona desafía su competitividad internacional proponiendo una reforma urbana, económica y social en el 22@, distrito de la innovación de Barcelona, con un objetivo explícito de transformación del paradigma de la sociedad industrial de la ciudad en una de las principales áreas de la sociedad del conocimiento, en particular, en las actividades de nueva generación relacionadas con la educación y que requieren de la creatividad y la innovación.

Tal y como confirma Lluís Torrens ('Posicionament comparat de Barcelona. Pla estratègic Metropolità de Barcelona'2015), mientras Barcelona como ciudad-ocio (centro turístico y de servicios residenciales y asistenciales) se ha reafirmado en los últimos años y la Barcelona como ciudad-sede, acogedora de grandes multinacionales y centros de decisión, plantea algunas debilidades, la Barcelona innovadora como centro de generación e intercambio de conocimiento, ha avanzado rápidamente en la última década.

Los factores que explican una mejora incuestionable en la competitividad global de la ciudad de Barcelona y, por lo tanto, el aumento de su capacidad de innovación, se reseñan en múltiples ránquins urbanos: según el Winning in Growth Cities elaborado por Cushman & Wakefields (2016) a escala mundial, Barcelona se sitúa en el lugar 16 en cuanto a su conectividad por aire, en el lugar 39 por su calidad de vida y en el 42 por ser un 'hub' tecnológico. Por otro lado en el European Cities Attractiveness de EY, Barcelona aparece como ciudad más atractiva en quinto lugar, después de LondresParísBerlín Amsterdam. Según el European Digital City Index Best cities for Startups 2016, Barcelona se sitúa en el noveno lugar. El informe de QS (2017) clasifica a Barcelona en el 23 lugar como una de las Best student cities, con lo cual se visibiliza la capacidad de la ciudad para atraer talento innovador.

La coordinación, ineludible

Barcelona, como líder internacional en planificación estratégica desde los años 80, ha trabajado para seguir un camino acordado de desarrollo en el que no solo los agentes públicos, sino también los privados, participan en el diseño de un futuro para la ciudad. La coexistencia de varios niveles de gobierno que comparten responsabilidades relacionadas con la competitividad de la ciudad de Barcelona hacen de dicha coordinación una necesidad ineludible. Un ejemplo reciente de la creciente imbricación de la ciudad con múltiples actores privados se pone de manifiesto en Barcelona Global, proporcionando un nuevo matiz a la reconstrucción económica después de la crisis, como «una plataforma para las ideas y acción de ciudadanos, formada por profesionales y compañías que viven y trabajan en Barcelona y se preocupan por el futuro de la ciudad» (página web de Barcelona Global).

La innovación requiere de ciertos requisitos para producirse: desde la disponibilidad de capital humano cualificado a las infraestructuras necesarias, pasando por una dotación de capital y una capacidad de financiación junto con políticas de estímulo. Combinar el pasado con nuevos impulsos para el futuro en los que la creatividad y el conocimiento se vuelven cruciales es uno de los grandes retos de las ciudades competitivas del futuro y, en particular, para Barcelona. La ciudad se clasificaba a finales del 2016 como uno de los 'Ten Tech Hubs' ('Science Business', 2016) en Europa (acompañada por Copenhague, Estocolmo, Múnich, Dublín, Berlín, Londres, Tallin, la Costa Azul y Rotterdam). Además de señalar la reputada capacidad de la ciudad y la región para atraer capital y acelerar la innovación en las empresas, se señalan algunos de los 'key players' en la producción de innovación y conocimiento, entre otros, la Mobile World Capital Barcelona (el parteneriado entre GSMA- la asociación global de comercio de móviles- y el Ayuntamiento), ICFO Innovation (el Instituto de Ciencias Fotónicas), Telefónica I+D y el Smart City Expo World Congress.

No obstante, Barcelona debe afrontar algunas debilidades dado que la región presenta escasos niveles de I + D al compararla con otros centros neurálgicos de innovación en el mundo. Entre otras, cabe señalar por un lado, la necesidad de promover la innovación en las pequeñas y medianas empresas en la región metropolitana de Barcelona, con especial énfasis en la activación de mecanismos innovadores en sectores consolidados de larga tradición en la zona. Por otro, es necesario intensificar las estrategias de cooperación entre las iniciativas públicas, la universidad y el sector privado reproduciendo en cierta medida las sinergias creadas por la triple hélice en el territorio.

Calidad de vida ciudadana

Por último, el objetivo de la competitividad exterior de la ciudad de Barcelona pierde fuerza si no va acompañado de un conjunto de medidas orientadas a garantizar una calidad de vida adecuada para sus ciudadanos. En este contexto también tiene cabida otro tipo de innovación, en este caso, social. Barcelona y su Gobierno ha sido pionera en la promoción desde arriba de iniciativas sociales que persiguen, de un modo sostenible y participado, la resolución de problemáticas sociales como la vivienda, el empleo o la inclusión social.

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Barcelona busca hoy dar respuestas para seguir siendo un referente, no solo para otras ciudades sino también para los que perciben directamente los efectos de dichas políticas.

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