Cinco cosas que debes tener en cuenta para ser un viajero responsable

El experto en turismo Ernest Cañada propone un 'manual' de bolsillo

Turistas en el Gran Cañón del Colorado. / ROBYN BECK

Ernest Cañada, experto en turismoErnest Cañada, te propone cinco cosas que no debe de olvidar un viajero para llevar a cabo un viaje responsable con el objetivo de que, como dice, "tu ética no quede aparcada por estar de vacaciones". El denominador común de este 'manual' de bolsillo: el respeto y el sentido común.

1) Informarse bien antes de salir del lugar que vas a visitar. Esto te permite tener una experiencia más interesante y poder hablar con la gente con más profundidad, saliendo de la repetición de estereotipos y lugares comunes. Es además un signo de respeto hacia el lugar que vas a visitar. Y a la vez tratar de ser lo más respetuosos posibles con las poblaciones locales y sus costumbres.

2) Alojarse y contratar servicios en empresas locales, y si puede ser de carácter asociativo, comunitario o familiar, que garantizan mucho mejor la distribución de los recursos gastados.

3) Priorizar un turismo de proximidad, que minimiza los impactos derivadores del transporte aéreo a larga distancia. Y preferiblemente extender el tiempo lo más que se pueda un viaje internacional a larga distancia más que varios viajes cortos.

4) Ser consciente de los efectos negativos que pueden tener las empresas que estás utilizando y evitar aquellas en las que se pueden identificar malas prácticas laborales o impactos negativos para su entorno y las poblaciones locales, como ocurre muchas veces con grandes complejos todo-incluido, hoteles que externalizan y precarizan del trabajo de sus empleados, formas de economía colaborativa que están destrozando los barrios de muchas ciudades y expulsando a sus vecinos, o cruceros que generan una fuerte contaminación y condiciones laborales pésimas. 

5) Ser cómplice de la apuesta por un turismo responsable, con compromiso por las poblaciones locales y los trabajadores con los que vas a encontrarte. Sentirte parte de un movimiento global por otro turismo posible y comprometerte a ello en tus opciones de consumo, en tu comportamiento, en la forma de relacionarte con la gente. Que tu ética no quede aparcada por estar de vacaciones.