+INNOVACIÓN

Del trabajo de final de grado a proyecto real

La UPF impulsa una incubadora para dar continuidad a las investigaciones de los alumnos

EL EQUIPO.De izquierda a derecha, Carles Sora, Albert Roig y Simon Lee. / RICARD CUGAT

Los trabajos de fin de grado son costosos en cuanto a tiempo, esfuerzo y nervios, pero una vez presentados y aprobados suelen pasar al olvido. Para que eso no pase y aprovechar las mejores ideas de los alumnos la Universitat Pompeu Fabra (UPF) ha impulsado la incubadora UPF Starting Lab, una iniciativa para dar continuidad a los trabajos de fin de grado, permitiendo a los alumnos seguir con su desarrollo fuera de la universidad en un entorno de creación real de empresas (start-ups).

«Empezamos primero haciendo que los alumnos de comunicación interactiva trabajasen sus ideas con los de ingeniería. Al hacerlo, nos dimos cuenta de que muchos de los proyectos de fin de grado, al presentarse, contaban ya con pequeños prototipos. Pero a partir de ahí no pasaba nada, se quedaban guardados en un cajón una vez presentados», explica el impulsor y creador del programa UPF StartingLab, Carles Sora. «Teniendo en cuenta que algunos de los proyectos incluso ganaron premios, y cómo está el mercado laboral para los recién licenciados, planteamos la posibilidad de que pudiesen continuar con sus proyectos más allá de la presentación, de darles la posibilidad de seguir trabajando en ellos para convertirlos en algo real. Cuando vi el proyecto del Canòdrom-Parc de Recerca Creativa del Ayuntamiento de Barcelona pensamos que era una de las mejores posibilidades», agrega.

Las iniciativas elegidas

Los tres primeros proyectos seleccionados son Cubzzle, un videojuego para móviles; Mars Oddity, un cómic web interactivo; y Gálibo, un documental interactivo o webdoc. Cubzzle es un videojuego para teléfonos que hace pensar. El usuario debe mover los objetos y un cubo para lograr guiar al personaje a través de los diferentes niveles. Mientras, Mars Oddity es un cómic interactivo que explica la pérdida de conexión con Marte seis años después de lograr la terraformación del planeta y cómo se envía a dos astronautas para comprobar qué ha pasado. Por último, Gálibo es un documental interactivo que quiere explicar la vida diaria y en ruta de cinco transportistas.

La idea se ha gestado rápido pero con éxito. Tras ponerse en contacto con el Canòdrom -gestionado por Incubio, cuyo gerente es Simon Lee- y estudiar la idea, se pusieron manos a la obra para tener listo el programa contra reloj. Tanto que hace pocas semanas ya han podido estrenar este programa los tres primeros grupos de alumnos/exalumnos. La iniciativa tiene el apoyo del departamento de Cultura, a través del Institut Català de les Empreses Culturals de la Generalitat de Catalunya.

DEL PAPEL AL PRODUCTO

«El objetivo es incubar los mejores trabajos de fin de grado de comunicación interactiva, darles salida más allá del proyecto teórico», dice Sora. Durante seis meses, los alumnos elegidos se incorporarán al Canòdrom con sus proyectos, donde trabajarán sus ideas y recibirán asesoramiento de profesionales de diferentes sectores, con la voluntad de que pasen de ser una buena idea sobre el papel la posibilidad de ser un producto propio con su encaje en el mercado. «Las dinámicas del mercado están fuera de la universidad», remarca Sora, que ve en oportunidades como esta «la mejor manera» de que los alumnos tomen contacto con el mercado laboral y el emprendimiento.

La fórmula de la incubación de proyectos es habitual en sectores como el tecnológico, donde las incubadoras ayudan a emprendedores con ideas de negocio: gracias a situarlos en un entorno de trabajo real y con la ayuda de mentores y asesores, se plantean y replantean la idea, se busca cuál es el mejor camino, se elabora el plan de negocio y se empieza a trabajar en él para tener los primeros prototipos de negocio.