Calentarse con el calor humano

Un panel de cristal en el techo detecta la presencia humana y genera mejor calor que los radiadores

Conseguir crear en un espacio cerrado una temperatura de confort más rápido y de forma más económica ya es posible. Un equipo formado por tres alumnos (Oriol Liarte, Adrià Mateo y Joel Rosell) y un profesor (Joan Rosell) de la Escuela Politécnica de la Universidad de Lleida han diseñado un dispositivo, bajo el nombre de OmniSurface, que pretende sustituir a los radiadores tradicionales.

A simple vista no llamaría la atención, es un panel de cristal de 2 metros cuadrados de superficie con un material conductor, aunque destaca por su innovador sistema: aprovecha el calor que desprende el cuerpo humano y lo convierte en sensación de confort. Este nuevo aparato es mucho más saludable, ya que no remueve el aire, y la sensación térmica es mucho más agradable.

Es un dispositivo que va conectado a la corriente y debe instalarse en el techo, avisan los creadores. A diferencia de la calefacción tradicional, solo se activa cuando detecta la presencia humana y «en un solo minuto se nota ya el calor», explica Liarte. Solo necesita un 10% de la energía utilizada por los sistemas convencionales, ya que gracias a los sensores, detecta la temperatura exterior y estima la adecuada para el interior. De hecho, OmniSurface aspira a acabar con los radiadores convencionales.

«Queremos que el calor que desprenden las personas vuelva a ellas», explica Rosell. Para que nos hagamos una idea, alguien que se colocara bajo este dispositivo tendría la misma sensación que «una persona que se encuentra en la nieve y estuviera tomando el sol».

Los impulsores del proyecto trabajan por conseguir la patente y captar financiación para dar salida a este innovador sistema, que prevén que empiece a comercializarse el invierno del 2016. Según los primeros cálculos de los precios para poner en venta el producto indican que el dispositivo principal que incluye el centro de control y dos sensores de temperatura, no superaría los 200 euros. También se piensa en otros dispositivos más pequeños y económicos en función del espacio a calentar

«Quien invierta ha de pensar en el largo plazo y en el confort que supone suprimir radiadores», concreta Joel Rosell.