Sin apreciarse alteración psíquica

El 'caníbal de Ventas', culpable de matar y descuartizar a su madre

En el juicio, los forenses determinaron que el joven simuló ser un enfermo mental

El acusado de estrangular a su madre, trocear el cadáver y comerse sus restos en 2019, en el domicilio en el que convivían. / EFE / Fernando Alvarado

El jurado popular del juicio contra Alberto S.G., conocido como el 'caníbal de Ventas', ha declarado al joven por unanimidad culpable del homicidio de su madre y de profanar su cadáver, que desmembró con un serrucho ingiriendo parte de sus restos cadavéricos cocinados y crudos. En su veredicto, los miembros del tribunal de jurado no consideran probado que el chico, que tenía 26 años cuando cometió el crimen, sufriera un brote psicótico. Por tanto, entienden que no concurre ni una atenuante ni una eximente incompleta por enajenación mental.

"Pido perdón y no es para agradar a nadie. Cada vez que pienso en mi madre se me cae el alma encima", manifestó en su última palabra el acusado, quien se enfrenta a una petición de pena de quince y cinco meses de cárcel.

En su informe final, su defensa solicitó sin que haya prosperado una eximente incompleta por alteración psíquica, por lo que pedía tres años de cárcel. De manera subsidiaria, reclamó una atenuante por enajenación mental y se le imponga una condena de seis años de prisión.

Para los informes finales, tanto de la fiscal como de la defensa, ha sido clave la pericial psiquiátrica desarrollada en el juicio en la que quedó acreditado que el chico sufre un trastorno de personalidad con rasgos antisociales, paranoides y narcisistas.

Los médicos forenses determinaron que no sufrió un brote psicótico y que en las entrevistas simuló sufrir una psicósis, al igual que habría hecho en la vista oral al afirmar que oía voces que le decían que matara a su madre, un relato que nunca mencionó antes del juicio.

Discusiones habituales

Alberto S.G. relató en su declaración que tenía discusiones habituales con su madre al ser consumidor de drogas y ella alcohólica, una situación que se agravó a raíz de la muerte de su padre.

El joven era buen estudiante y consiguió una beca en 2016. Se fue de Erasmus a Grecia, pero tuvo que ser rescatado por su hermano tras sufrir varios episodios con paranoias. Ya en Madrid, tuvo al menos tres ingresos psiquiátricos. Se le recetó una pastilla diaria que en los meses previos al crimen dejó de tomar.

En la Sala relató que oía voces que le decían que la matara y descuartizara.