Fina Birulés, filósofa: "Libertad es poder estar donde no esperan que estés"

No ha dedicado un minuto de su larga vida académica en darse importancia. Por timidez, y porque tenía demasiado trabajo. Pero la filósofa Fina Birulés (Girona, 1956), reconocida como una de las mayores especialistas del mundo en Hannah Arendt, ha trabajado mucho y bien para rescatar la obra de pensadoras, ninguneadas o silenciadas por la historia oficial de la filosofía. En 1990 fundó el seminario 'Filosofía y Género' en la UB. ¡Daría algo por ver las caras de sus colegas! Hubo miradas sardónicas. Y nos vimos obligadas a hacer un doble currículum. Trabajar en la recuperación de las filósofas no contaba como 'filosofía-de-verdad'. Era visto como una pérdida de tiempo. Y no lo era. Al investigar en los archivos –no existía internet–, había más filósofas de las que yo misma creía. Pensadoras que se cartearon y discutieron con sus coetáneos, pero que al establecer el canon de la filosofía occidental, desaparecieron. ¿Por qué no se ha transmitido el pensamiento de las mujeres? La tradición filosófica afirma que el pensamiento es neutro –claramente masculino–, abstracto –que va más allá de las particularidades– y, desde el siglo XIX, fue formulado por profesores de universidad, básicamente por curas. Un punto de partida sesgado. Es importante ver que algunos filósofos notables sabían de la revolución francesa, de la contradicción entre la declaración de los derechos del hombre y el hecho de que más de la mitad de la humanidad no fuera considerada igual. Hegel hizo un esfuerzo por repensar el papel de las mujeres en el ámbito de lo común. Y en los años 70 también empezaron a pensar lo femenino como lo otro. Pero era un 'femenino' sin mujeres. ¿Cómo están ahora las cosas? Aún hoy se plantea hacer una historia de la filosofía con un anexo que ponga 'Mujeres pensadoras'. Aunque la presión de la moda puede hacer que alguien se lea con atención algunos textos. Dé algunos nombres de pensadoras muy 'top'. Arend, desde luego. Simone Weil, Rosa Luxemburgo, Ariella Azoulay... ¿Tienen puntos en común? El hecho de haber estado relegadas de la tradición filosófica hace que la mayoría tenga una fuerte conciencia de que no serán transmitidas, y extraen fuerzas de su estar en los márgenes. Pero no se puede afirmar que todas miren igual. Arendt tiene una cierta reticencia a pensar el cuerpo, por ejemplo. Por eso creo que hay una pregunta capital... ¿Qué pregunta es esa? Hay que pensar seriamente la diferencia de sexos, de manera que sea compatible la reclamación de igualdad con la posibilidad de la singularidad. Y en estos momentos se piensa más en las identidades, cosa que a mi juicio no va a ninguna parte. Explíquese, si es tan amable. La discriminación es un atentado contra el principio de igualdad, y la violencia atenta contra el principio de la diferencia y de la libertad. La libertad es poder estar allí donde no esperan que estés. Real o simbólicamente. ¿Cómo se justifica la agresión a una mujer? Diciendo: "¿Cómo se le ha ocurrido estar donde no debía?". No hay una identidad colectiva de las mujeres. Es fundamental pensar la diferencia, en qué consiste la libertad política (y no dejárselo a la derecha). ¿Hablamos de usted? ¿De mí? ¿Qué le duele del mundo? Me duele que difícilmente sabemos lo que pasa y que nos hemos vuelto indiferentes a la verdad. El trumpismo ha dejado claro que no solo se puede mentir a la luz del día, sino que a la gente le da igual. Es difícil saber cómo orientarse. Y a menudo confundimos la virtud moral con ser buenos padres o madres y trabajar para ganarnos la vida. No basta. Cuando un deportado de Buchenwald le preguntó a un SS por qué había participado en aquello, le contestó: "Estaba en paro". ¡No podemos considerar que el único criterio para juzgar nuestra vida sea su mantenimiento en el sentido biológico! Hay algo más: la responsabilidad, la libertad, el respeto por uno mismo. ¿Se ha visto en encrucijadas? Siempre nos encontramos alguna, ¿no? ¿Ha peleado por su identidad de género? Nunca la he ocultado [fue compañera sentimental de la desaparecida poeta Maria Mercè Marçal], ni que tengo una hija que no es biológica, pero no hago tema de ello. De acuerdo. ¿Qué tal ha sido ser mujer? Hasta ahora ha sido algo más o menos problemático. Si acaso, me lo vuelve a preguntar cuando me muera.

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