Cuando, siendo un quinceañero, Roger iba a ver a uno de sus ídolos del rock, al terminar el concierto no tenía prisa por marchar, sino que se quedaba embobado viendo el vaivén de operarios que, como un ejército de hormigas, procedían a desmontar el escenario pieza a pieza. “Ahí seguía, fascinado, hasta que me echaban. Grupos como Queen, con ‘A kind of magic’ y aquel despliegue de logística”, se relame todavía este avezado técnico iluminador, que dedica su vida a la música desde un encuadre distinto, pero no menos poético: la danza de los reflejos y los colores, que envuelve cada canción de un aura.
Que no pare la música
Cuando las luces se apagan
Roger Puiggener, titán de la iluminación de conciertos, combate la crisis de espectáculos y eventos desde su estudio-búnker en la calle Aribau
Roger Puiggener, técnico de iluminacion y sonido de conciertos, en su estudio. /
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