Elecciones en EEUU

La campaña demócrata se desmorona arrastrada por Biden

Obama, voz fundamental de los demócratas, ve reducidas significativamente las opciones del mandatario ante Trump

La presión para que abandone, que le llega desde otras figuras fundamentales como Pelosi y Schumer, se hace insostenible

La conquista de Trump del Partido Republicano entra en una nueva dimensión

El presidente de EEUU, Joe Biden, se sube al Air Force One en Las Vegas para aislarse en su casa de Delaware, este miércoles. / KENT NISHIMURA / AFP

Idoya Noain

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El terremoto que sacude a la candidatura de Joe Biden para buscar la reelección como presidente de Estados Unidos se está produciendo a cámara lenta pero su intensidad es creciente y cada vez más demoledora. Hace que se esté desmoronando toda la campaña demócrata para noviembre, no solo para intentar evitar un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca sino también para tratar de impedir que el Partido Republicano se haga con el control total del Congreso. Y aunque empieza a haber grietas en la postura de Biden, que hasta hace muy poco se ha empecinado en mantenerse como nominado a los 81 años pero cada vez está sometido a una presión más insostenible, la agonía de una resolución no podía llegar en peor momento, con Trump disparado hacia una victoria.

Esa presión a Biden es prácticamente insoportable. Este jueves se ha sabido que el expresidente Barack Obama, la voz fundamental y más influyente hoy en el partido, ha llegado a la conclusión de que se han reducido significativamente las perspectivas de quien fue su vicepresidente para poder ganar a Trump y de que Biden debe reconsiderar la viabilidad de su candidatura.

Ese mensaje, según ha revelado 'The Washington Post', Obama lo ha trasladado en conversaciones privadas con aliados. En ellas insiste en la idea de que es el propio Biden quien tiene que tomar una decisión y rechaza la de que él solo pueda influirle. Pero la filtración de sus opiniones representa una estocada, posiblemente definitiva, a la continuidad de Biden.

Llega tras varios días en que la presión ha escalado de forma exponencial desde otras de las figuras más poderosas del partido, incluyendo la expresidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi y los líderes de la formación en el Congreso, Chuck Schumer y Hakeem Jeffries, que han expuesto de forma directa a Biden el daño que está haciendo a la formación y la necesidad de abandonar. Y varios prominentes demócratas han dicho confidencialmente a la plataforma de noticias 'Axios' que creen que Biden va a acabar decidiendo esa retirada de la carrera presidencial contra Donald Trump en los próximos días, incluso este fin de semana.

Negativa

Públicamente la campaña de Biden y la Casa Blanca insistían este jueves, y de forma tajante, en que nada ha cambiado, pero las filtraciones de las últimas horas sobre los mensajes trasladados por Pelosi, Schumer y Jeffries muestran la extremadamente precaria situación de Biden. También amigos y donantes clave le han expresado la convicción de que tiene imposible ganar en noviembre ante Trump y de que, si se empeña en seguir, lastrará de forma demoledora a otros candidatos, permitiendo no solo que el republicano barra en su retorno al Despacho Oval sino también poniendo el Congreso en manos republicanas.

A Biden se le recuerda que no puede cambiar las percepciones públicas sobre su frágil estado y las dudas sobre sus capacidades físicas y cognitivas, dudas que se reflejan en encuestas como una de esta misma semana, donde un 65% de los demócratas aseguraban que no está capacitado para continuar. Son preocupaciones que ya latían desde hace mucho tiempo entre votantes demócratas pero se extendieron a prácticamente todo el partido, y el país, tras la desastrosa actuación de Biden en el debate con Trump el 27 de junio. Y Pelosi le ha advertido de que más y más demócratas en el Congreso pueden elevar públicamente el clamor para que tire la toalla, que de momento han expresado 21 representantes y senadores.

Punto de no retorno

Incluso entre algunos de quienes han intentado mantener a toda costa la candidatura hay una sensación de que se ha alcanzado un punto de no retorno, en parte también por el colapso de las donaciones. "Estamos cerca del final", le decía protegida por el anonimato una persona cercana a Biden a NBC. En esa cadena, fuentes de la campaña calculaban que la recaudación de julio va a acabar siendo un 75% inferior de lo que habían estimado. Y se revelaba que en la idea que se asienta en la campaña sobre el fin de la candidatura de Biden "no es cuestión de si sucederá, es cuestión de cuándo".

También otros aliados, como el excongresista y ahora presentador de MSNBC Joe Scarborough, amigo personal de Biden, rompen filas. En su programa de este jueves por la mañana, Scarborough instaba al círculo que rodea y protege al presidente, señalado por haber contribuido a mantenerle en una burbuja, a "dar un paso adelante llegados a este punto y ayudar al presidente a hacer lo correcto. Esto no va a acabar bien si continúa alargándolo", avisaba.

"Más receptivo"

Hay informaciones que apuntan a que, tras semanas de cerrazón y desafío, en las que Biden se ha envuelto en su propio empecinamiento y en una armadura creada por su familia y sus aliados y estrategas más cercanos, empieza a estar “más receptivo” a escuchar los argumentos de quienes le instan a abandonar, o a estudiar encuestas que retratan el precipicio electoral por el que amenaza con empujar al partido. También ha preguntado sobre las opciones que tendría Kamala Harris de ganar a Trump. La vicepresidenta es considerada el relevo natural y de consenso en caso de que abandone.

Es un momento difícil, amargo y decisivo para Biden, que además está aislado desde este miércoles por un contagio de covid en su casa en Rehoboth Beach, en la costa de Delaware. Y se produce conforme Trump culmina este jueves en Milwaukee una convención republicana que está siendo redonda e inmejorable para el republicano, reforzado además tras el atentado fallido del sábado.

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Trump muestra un partido unido y entregado totalmente, a su figura y a su estrategia, se permite suavizar públicamente su mensaje en busca de votos moderados  e independientes y reconfigura definitivamente la imagen de los republicanos como el partido de los trabajadores. Mientras, la campaña demócrata se desmorona.

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