Conflicto en Oriente Próximo

Crece la tensión entre Netanyahu y el Ejército de Israel

El portavoz militar considera que creer que es posible hacer desaparecer a Hamás "es simplemente engañar al público" y el primer ministro le recuerda que "es uno de los objetivos de la guerra"

La división regresa a Israel tras medio año de guerra en Gaza

Hamás trata de recuperar el control del norte de Gaza tras el repliegue israelí

Benjamin Netanyahu. / EFE

Andrea López-Tomàs

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Al primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, se le acumulan fuegos. Mientras la sociedad civil se vuelca en una “semana de resistencia” para exigir un acuerdo de rehenes y elecciones anticipadas, la intranquilidad se extiende entre los estamentos militares. Este miércoles el portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, protagonizó el último episodio de fricción con Netanyahu. “Este negocio de destruir a Hamás, hacer que Hamás desaparezca, es simplemente engañar al público”, dijo Hagari en una entrevista en la televisión israelí. “Quien piense que podemos eliminar a Hamás está equivocado”, añadió tras más de ocho meses de guerra enquistada en la Franja de Gaza

“Hamás es una idea, Hamás es un partido; está arraigado en los corazones de la gente”, constató Hagari en un comentario que sorprendió por su honestidad pero no por su contenido. En las últimas semanas ha crecido la incomodidad entre las altas esferas diplomáticas y castrenses de Israel ante la falta de una estrategia de salida diplomática para poner fin a la campaña militar en Gaza. Muchos apuntan a que el objetivo de “derrocar el régimen de Hamás y destruir su capacidad militar” es vago e inconmensurable. Pero a Netanyahu le sirve para mantenerse en el poder. Aunque esta semana se ha visto obligado a disolver el gabinete de guerra creado tras la masacre del 7 de octubre, después de la dimisión del centrista Benny Gantz que le exigió sin éxito al primer ministro un plan para la posguerra de Gaza.

Por su parte, Netanyahu ha recordado este jueves que “el gabinete de seguridad definió uno de los objetivos de la guerra como la destrucción de las capacidades militares y de gobierno de Hamás”, sumado al retorno de los 120 rehenes que quedan en el enclave palestino y a la eliminación de cualquier amenaza de seguridad para Israel. El Ejército israelí “por supuesto está obligado a ello”, ha puntualizado. Los militares le han respondido que sus tropas “están comprometidas para lograr los objetivos de la guerra definidos por el gabinete”. “En sus palabras, el portavoz [Hagari] se refirió a la destrucción de Hamás como una ideología y una idea, y lo dijo de manera clara y explícita; cualquier otra afirmación saca las cosas de contexto”, ha añadido el Ejército en un comunicado este jueves.

Repliegue de Hamás

La campaña militar en Gaza con bombardeos e incursiones terrestres de soldados no ha traído los resultados inesperados. En muchas partes de la Franja, de las cuales el Ejército israelí ya se había retirado al considerar que las fuerzas de Hamás habían sido neutralizadas, el grupo palestino ha conseguido retornar y se han reiniciado los combates. Hace un mes, Hagari ya lo insinuó cuando dijo que la guerra no podría ganarse y que sus tropas tendrían que volver repetidamente a áreas previamente despejadas, al no tener un plan de posguerra. Una alternativa gubernamental a Hamás “es una cuestión que corresponde al nivel político”, dijo entonces.

El pasado domingo Netanyahu también chocó con el Ejército cuando este anunció unas pausas humanitarias de 11 horas sobre un tramo de carretera en el sur de Gaza para facilitar la entrada de ayuda humanitaria. Netanyahu tachó la medida de “inconcebible”. “Para lograr el objetivo de destruir las capacidades de Hamás, he tenido que tomar decisiones no siempre aceptadas por los líderes militares”, afirmó el primer ministro durante la reunión de gabinete el pasado domingo. A su vez, el elevado número de víctimas --unos 37.400 palestinos-- que ha provocado la brutal agresión amenazan constantemente con hacer perder apoyos internacionales a Israel.

Tropas agotadas

Además, estos reproches a Netanyahu, que se extienden desde las calles hasta los cuarteles, llegan con otra mala noticia bajo el brazo. Al parecer, se estima que el número de rehenes que quedan vivos en Gaza rondaría los 50, menos de la mitad de los 120 que aún permanecen cautivos, según un informe del 'Wall Street Journal' que cita a funcionarios estadounidenses familiarizados con los últimos datos de inteligencia. Estos nuevos datos arman de argumentos al movimiento civil anti-Netanyahu cuyo principal reclamo era que el Gobierno de Israel accediera a un acuerdo para traer a los rehenes de vuelta a casa. Ahora, también piden la marcha de Netanyahu y la celebración de elecciones anticipadas. Durante esta semana, se han sucedido las acciones públicas con protestas saldadas con algunos detenidos y varios heridos.

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También esta semana la pérdida de ocho soldados israelíes en un solo día puso de manifiesto la fatiga del Ejército. El jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, ha declarado que se enfrenta a una escasez de tropas en medio del aumento de bajas en la guerra contra Hamás en Gaza y la creciente tensión en la frontera con el Líbano que obliga a desplegar más soldados para combatir a la milicia Hizbulá. El actual panorama social, sumado a los roces entre Netanyahu y los encargados militares y de Defensa, dificultan el reclutamiento ante la creciente oposición pública a la guerra. Además, los ocho meses de guerra ya pasan factura a unas tropas agotadas, que han perdido a 300 de sus miembros en el enclave palestino. Al menos una decena de militares se han quitado la vida, traumatizados tras volver a sus hogares.

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