Como un huevo a una castaña. O como la noche y el día. Quién haya visitado la ciudad de Zaporiyia, capital de la región homónima de Ucrania a orillas del río Dniéper, antes y después de la voladura de la presa de Nova Kajovka, situada 150 kilómetros corriente abajo, distingue irremediablemente una disimilitud radical. En lugar de un enorme lago de enormes proporciones y aguas tranquilas, se identifica un agitado curso fluvial de escasa profundidad, salpicado de rocas y cuyo fondo hasta es posible vislumbrar desde la distancia. La acción violenta contra la infraestructura, llevada a cabo, con casi total seguridad por las tropas ocupantes rusas en la primavera pasada con el objetivo de inundar las áreas adyacentes a sus líneas de defensa e impedir el avance de las tropas ucranianas durante la inminente contraofensiva del verano, ha devuelto al caudal su convulso aspecto original antes de que el desarrollismo soviético de los años 50 lo modificara radicalmente. Una circunstancia que, según los expertos en ecología del país eslavo, constituye un desafío medioambiental, pero también una oportunidad para hacer las cosas de acuerdo con criterios modernos, restaurando de paso el dañado ecosistema de la región.
Guerra en el este de Europa
La voladura de la presa de Nova Kajovka, desastre medioambiental y oportunidad para la ecología en Ucrania
El descenso del nivel del río Dniéper en el lugar que ocupaba la presa de Nova Kajovka. /
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