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Gaza: una guerra decimonónica en el siglo XXI

El padre de Masa Shoman lleva el cuerpo sin vida de su hija, muerta en un ataque israelí, durante su funeral en Rafah, en la Franja de Gaza / AFP

La tierra palestina que miles de niños heredarán está repleta de sangre, cristales rotos y traumas. Abatidos por los fantasmas, los niños gazatíes son forzados a construir un mañana desde la nada más absoluta. En la Franja de Gaza, se ha pulverizado todo rastro de presente. Con el 70% de los hogares dañados o destruidos por los ataques israelís durante los últimos 100 días, no queda lugar vivo en todo el enclave. Los 2,3 millones de gazatíes que han logrado sobrevivir reciben el enésimo castigo de la realidad cada vez que levantan la mirada. Frente a sus ojos, sus calles, sus pueblos, sus lugares ya son irreconocibles. Con la destrucción, les arrebataron su pasado, sus recuerdos, su ayer. Y, entre los escombros, y entre los escombros sobre los escombros, no hay posibilidad de pensar en un hipotético mañana. En Gaza, el futuro no está asegurado. Los pocos que se atreven a fantasear con él lo dibujan teñido de polvo gris.