Llegan en grupos reducidos de unos 25 hombres, jóvenes en su mayoría, procedentes principalmente de Oriente Próximo. Se agrupan en el que, hasta mediados de noviembre, era el único paso fronterizo que seguía abierto entre Finlandia y Rusia, en Raja-Jooseppi, entre montañas de nieve y en la remota Laponia. Algunos arrastran una bicicleta, vehículo obviamente inapropiado para carreteras nevadas y temperaturas gélidas. Son imágenes algo surrealistas, pero que recuerdan a otras de 2015, en plena crisis migratoria por la guerra civil de Siria. Eran grupos similares de solicitantes de asilo, sobre el círculo polar ártico y entrando en Noruega desde Rusia con su bicicleta. La razón era que las autoridades rusas no permiten pasar andando la frontera, sino en un vehículo rodado. Sus bicicletas quedaban abandonadas sobre la nieve en cuanto alcanzaban territorio noruego.
Bloqueo de fronteras
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Carretera cerrada póxima al control de Vaalimaa, en la frontera de Finlandia con Rusia. /
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