Terrorismo

El Estado Islámico se ramifica en el Sahel

La radicación del Daesh en el Sahel impulsa las migraciones internas y hacia Europa

Imagen de un yihadista armado. / Reuters

La dinámica de violencia en África Occidental no permite dibujar un escenario optimista. La inestabilidad política, tras una ola de golpes de Estado, y la reducción de la presencia de fuerzas internacionales dedicadas a neutralizar la amenaza terrorista, han abierto las puertas a los yihadistas. La sombra del Estado Islámico o Daesh traspasa ahora sus bastiones tradicionales –Irak y Siria– y, en los últimos años, ha ganado fuerza en el Sahel, a apenas 800 kilómetros de Canarias. El número de combatientes en la región se ha multiplicado y han tomado el control de nuevos territorios, especialmente en las tres fronteras, donde se unen Malí, Níger y Burkina Faso. Tras perder el dominio de ese enclave estratégico, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (Jamaat Nusrat al Islam wal Muslimin, JNIM) –afiliado a Al Qaeda– ha centrado sus esfuerzos en ocupar nuevos territorios y su retirada ha ayudado a extender una alfombra roja para el Estado Islámico en el Sahel.