"Si no existiera la ocupación, aquí habría una hermosa ciudad palestina", fantasea el activista Ayman Griab. Pero, en vez de calles, edificios y fuentes, hay una tierra yerma sobre la que se erigen casas compuestas de palos y lonas de plástico. Las comunidades palestinas del valle del Jordán, antes custodiadoras de un fértil e impresionante paisaje, ahora son condenadas a vivir en una endeble cárcel. Amenazadas por la creciente violencia de los colonos radicales que las rodean en asentamientos y puestos de avanzada ilegales, ya no salen de sus tierras. Sus rebaños pastan entre sus tiendas y aquellos beduinos nacidos sobre este antes verde suelo ahora vuelven a casa con las manos vacías de alimentos. Las cicatrices en el rostro de Griab, oriundo de la aldea bíblica palestina de Tubas, trazan el camino de una resistencia centenaria. Su piel, del mismo color del suelo, se hermana con la tierra.
Desposesión de tierras
La resistencia de los beduinos palestinos en el valle del Jordán: una lucha contra armas y excavadoras
Un pastor beduino del valle del Jordán camina con su burro por delante de sus vacas. /
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