Conflicto en Oriente Próximo

La ofensiva terrestre en Gaza: una misión de alto riesgo con ecos de Mosul y el Vietcong

El teniente coronel Daniel Elbo Arama espera sentado en un carro de combate en la base militar israelí de Tzeelim / EPC

En el frente bélico de Ucrania es difícil ver carros de combate moviéndose con libertad cerca del foco de las hostilidades. Los ucranianos esconden sus tanques entre cualquier espesura boscosa para camuflarlos y evitar que sean destruidos desde el aire por el enemigo ruso. En la periferia de Gaza todo es radicalmente distinto. Largas columnas de Merkava israelíes esperan cómodamente aparcados bajo el sol hasta que llegue la orden de entrar en la Franja. Hamás no tienen aviones ni misiles de precisión, solo unos drones que no parecen preocupar a los militares de la base de Tzeelim, donde se respira un ambiente distendido. La disparidad de fuerzas entre uno de los ejércitos mejor preparados del mundo y una guerrilla aislada desde hace años hace de esta guerra una batalla completamente asimétrica, una ventaja que Israel perderá parcialmente si la lucha se traslada a los cientos de kilómetros de túneles que horadan el subsuelo de Gaza.