Conflicto en Oriente Próximo

La guerra contra Hamás devuelve una frágil unidad social a Israel pero no da tregua a Netanyahu

El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, habla con soldados durante su visita al kibutz Beeri, este sábado. / AVI OHAYON / DPA

Hace 10 días, Boaz Harel no hubiera pisado Sderot. Y mucho menos vestido con esa camiseta. Cerca del corazón, se puede leer en hebreo "Hermanos y hermanas por Israel". Esas palabras identifican la organización de reservistas del Ejército israelí que lideraba las protestas contra la reforma judicial promovida por el Gobierno derechista del primer ministro, Binyamín Netanyahu. "Si hubiera venido con esta camiseta a este lugar hace un mes, la gente me hubiera gritado y despreciado, porque esto es muy de izquierdas y esta zona es muy de derechas", constata este voluntario de Tel Aviv. "Pero ahora no hay izquierda ni derecha. Somos uno. Todos están ayudando a todos. No hay dudas", explica a EL PERIÓDICO. El 'shock' de la ofensiva de Hamás ha unido a toda una sociedad que hace poco más de una semana parecía quebrada para siempre.