En noviembre de 2017 decenas de representantes de la élite saudí recibieron una llamada de la Casa Real invitándoles a reunirse personalmente con el príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán, en los salones de mármol resplandeciente del hotel Ritz-Carlton de Riad. En la lista había empresarios, ministros e hijos de la realeza, una ristra de cerca de 400 nombres que incluía a alguno de los hombres más ricos del mundo, como Al Walid Bin Talal, o poderosos príncipes como el comandante de la Guardia Nacional e hijo del fallecido rey saliente, Miteb Bin Abdalá. Por más que pudieran sospechar, ninguno sabía lo que le esperaba. Las suntuosas suites habían sido transformadas en salas de interrogatorio y, las salas de eventos, en dormitorios comunales con sábanas baratas. Todos los invitados estaban detenidos, por más que fuera en una cárcel de cinco estrellas.
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Mohamed Bin Salmán, el Maquiavelo del desierto que quiere comprar el mundo
Mohamed bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudí. /
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