Durante su visita a Mongolia

El Papa llama a detener la proliferación nuclear y acabar con la corrupción

El papa Francisco, durante la Jornada Mundial de la Juventud el pasado agosto en Lisboa. / Duarte Antunes / Europa Press

El Papa Francisco ha pronunciado este sábado su primer discurso desde su llegada a Mongolia durante un encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático, y en él ha hecho un llamamiento a la detención la proliferación nuclear, al fin de la corrupción y a la difusión de la cultura de la solidaridad. El Pontífice ha mostrado abiertamente su oposición a las armas nucleares y ha abogado por la construcción de la paz, reforzando su compromiso con los Derechos Humanos, según ha informado el portal del Vaticano 'Vatican News'.

En este sentido, ha recalcado que Mongolia podría jugar un rol relevante a la hora de acercarse a este objetivo dada "su amplia red de relaciones diplomáticas, su activa adhesión a las Naciones Unidas y compromiso con los Derechos Humanos". "Mongolia no es sólo una nación democrática que lleva adelante una política exterior pacífica, sino que se propone realizar un papel importante para la paz mundial", ha expresado el Papa, destacando la exclusión de la pena capital del ordenamiento judicial mongol.

Así, parafraseando un proverbio local, Bergoglio ha pedido que, así como "las nubes pasan y el cielo permanece", que "pasen las nubes oscuras de la guerra, que se disipen por la firme voluntad de una fraternidad universal en la que las tensiones se resuelvan sobre la base del encuentro y del diálogo, y que a todos se les garanticen los derechos fundamentales".

"La corrupción empobrece a los países"

Durante su alocución, el Pontífice ha reparado también en la "carcoma" de la corrupción, que ha descrito como "una amenaza seria para el desarrollo de cualquier grupo humano, que de una mentalidad utilitarista y desaprensiva".

"La corrupción empobrece a países enteros", ha sentenciado el Papa, alegando que "las religiones que se inspiran en su patrimonio espiritual original y no son corrompidas por desviaciones sectarias, son a todos los efectos soportes fiables para la construcción de sociedades sanas y prósperas (...), representando también un freno a la peligrosa a la corrupción".