Ninguna de ellas se hubiera podido creer que hallar su refugio en un laberinto de cemento sería su salvación. O, al menos, de momento. Pero las historias ocurridas fuera del aislado campo de refugiados de Shatila, en Beirut, consiguen colarse entre las angostas callejuelas. "Oímos muchos relatos de personas que han sido deportadas a Siria y que, en unos días, han desaparecido o han muerto", confiesa Ahed Huran. Esta madre de cinco hijos, originaria de Idlib, llegó a Shatila hace 11 años, poco después del estallido de la guerra civil en su Siria natal. Hasta ahora, su vida no ha sido la que soñaba pero, "gracias a Dios", ella y los suyos se sienten seguros. Y eso es un tesoro viniendo de donde vienen. Aunque recientemente su calma se ha quebrado. Las autoridades libanesas han emprendido una campaña masiva para deportar a centenares de sus compatriotas a Siria.
El Líbano emprende una deportación masiva de refugiados sirios
Refugiadas sirias se reúnen en la sede de la organización Alsama studio, en el campo de refugiados de Shatila en Beirut (El Líbano). /
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