Crónica desde Buenos Aires: la noche es de los rateros del bronce

Cementerio de Buenos Aires sin su placa de bronce, que ha sido robada. / Abel Gilbert

Se termina la edad de bronce en la capital argentina. No estamos hablando de lo que sucedía hace casi 3000 años, cuando esta ciudad, Buenos Aires, no existía y el hombre descubría la aleación de los metales para cambiar radicalmente su base material. La era del bronce concluye aquí a la fuerza porque se lo roban donde ha sido utilizado: porteros automáticos, picaportes, manijas, caños, los monumentos de los parques, y las placas de cementerios, con imágenes dolientes de Jesús en el madero incluido.