Consejo de la UE

España arranca seis meses de presidencia europea marcada por un nuevo orden continental

Pedro Sánchez inaugurará el semestre europeo este sábado en Kiev, junto al presidente Volodímir Zelenski

Pedro Sánchez durante una rueda de prensa en Bruselas este 29 de junio de 2023. / EUROPEAN COUNCI / DPA

Mario Saavedra

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España toma de Suecia el testigo de la presidencia del Consejo de la Unión Europea. Seis meses por delante de reuniones informales de ministros, cumbres de jefes de Estado y de Gobierno acompasados bajo una batuta en manos del presidente español, Pedro Sánchez, o su sucesor si hay vuelco electoral el 23 de julio. Será la quinta presidencia rotatoria, tras las de 1989, 1995, 2002 y 2010. Pero el Viejo Continente es ahora un lugar muy distinto, alterado por una pandemia y una guerra.

En 2010 primaba la cuestión económica, y el presidente socialista, José Luis Rodríguez Zapatero, tenía que navegar las turbulentas aguas de la debacle financiera. Ahora, lo económico se ha subordinado a lo geopolítico, y Europa se enfrenta a una suerte de nuevo orden. Se imponen

sanciones a Rusia

y se deja de importar su gas o supetróleo, aunque cueste dinero y suba la inflación, porque no se puede hacer negocios con el nuevo enemigo de facto. La clave de la presidencia española es que se enfrenta a un mundo marcado por la geopolítica más que por la economía.

Por eso, explican fuentes diplomáticas, una de las prioridades más urgentes va a ser acelerar la reforma del mercado eléctrico europeo. No se puede permitir que la región más próspera del planeta tenga semejante talón de Aquiles. Que Rusia ahora, quien sabe si Argelia o China en el futuro, no puedan chantajear tan fácilmente con cortar el flujo energético, o de otro tipo de suministros, y hacer sufrir inviernos duros o carestía a los europeos.

Para simbolizar ese nuevo momento geopolítico, Pedro Sánchez viajará a Kiev este sábado. Allí inaugurará, junto a su homólogo ucraniano, la presidencia española del Consejo. Será responsabilidad de España presentar la propuesta del inicio del camino de Ucrania y Moldavia hacia la Unión Europea, después de escuchar la opinión de la Comisión al respecto, que se espera para el 11 de octubre, según confirman fuentes diplomáticas. Eso ocurrirá pocos días después de que se celebre en la Alhambra de Granada la reunión informal de jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea y de la Comunidad Política Europea, con posible presencia del propio Volodímir Zelenski. 

Autonomía estratégica

Adelantó el presidente del Gobierno, en su presentación del semestre español ante los embajadores europeos, que quiere impulsar todo lo que ayude a limitar la dependencia industrial del exterior. Relocalización, autonomía estratégica, garantía de insumos y materias primas. Ese es la longitud de onda con la que España va a tomar el mando rotatorio del Consejo de la UE. Navegar en un entorno poliítico internacional más incierto y cambiante que en 2010. 

"La guerra de Rusia contra Ucrania pone en juego nuestros valores y principios. Apoyando a Ucrania estamos apoyando el pluralismo y la diversidad frente a otro modelo, el del autoritarismo y el de la exclusión", ha dicho este jueves el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en la presentación del proyecto de presidencia en Madrid.

La capacidad de acción del presidente es limitada, en cualquier caso. Los proyectos de ley de la UE dependen de las instituciones europeas, no los marca la presidencia rotatoria. Se trata, más que de conducir el tren, de hacer de jefe de estación, explican las mismas fuentes de la alta diplomacia española: se organiza la salida y la llegada, se dirigen las agujas de cambio de vía. Pero, si hay algo inesperado (eso le ocurrió a Francia, cuando empezó la guerra), el cariz político y la cintura de quien lidera el Consejo es clave. Emmanuel Macron tuvo que reconducir toda su presidencia para enfocarla en la respuesta a la guerra. ¿Habrá quizá algún resultado relevante de la contraofensiva en Ucrania con el que tenga que lidiar un presidente español? 

Más allá del dosier ucraniano, Pedro Sánchez ha escogido 122 asuntos de los 360 abiertos en la UE que va a priorizar durante este semestre. De momento son secretos, pero las mismas fuentes del Gobierno aseguran que se darán a conocer con el arranque de la presidencia, que comienza oficialmente este sábado. Hay que acelerar, porque la presidencia española es de cierre y luego ya no quedará mucho tiempo para aprobarlos porque la legislatura del Parlamento Europeo se agota en 2024. Este domingo, Sánchez recibe al presidente del Consejo, Charles Michel. El lunes acoge a a los 27 "ministros" del llamado Colegio de Comisarios de la UE, una suerte de Consejo de Ministros. La delegación la encabezará Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión y del poder Ejecutivo comunitario.

Sin acuerdo sobre Mercosur

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España no puede hacer avanzar los intereses particulares aprovechando la presidencia. Debe mantener una cierta neutralidad. Pero el asunto de la vecindad sur (sobre todo, Marruecos, Argelia y Sahel) debería estar presente de una u otra forma. Al menos en la reunión anual de la Unión por el Mediterráneo. Se desconoce por el momento si alguna de esas prioridades concretas tendrá que ver con acuerdos con los países magrebíes. Este 17 de julio se extingue el acuerdo comercial y de pesca con Marruecos, por ejemplo, después de que haya sido tumbado por los tribunales europeos.

La presidencia se compone de una plétora de reuniones por toda la geografía española. Reuniones informales de ministros de cada ramo en dos docenas de ciudades de toda España. Todas las Comunidades Autónomas tienen al menos un gran evento, con nutridas delegaciones que harán rebosar los hoteles y restaurantes de la ciudad en cuestión: Agricultura y Pesca en Vigo en julio, Defensa y Exteriores en Toledo en agosto... La más numerosa, en principio, será la reunión de los ministros de Economía y Finanzas en Santiago de Compostela convocados en septiembre, que incluye a los países de América Latina que quieran acudir a la capital gallega.

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Según las fuentes consultadas, que esta presidencia de cierre corresponda a un país como España, profundamente europeísta, es bienvenida en los foros europeos. Sobre todo, porque la alternativa que crece en Europa (Italia, Suecia, Finlandia, Alemania, Francia, España) es de corte ultraderechista y receloso de la UE.

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