Aún quedan algunos pedazos de costa donde el agua del mar sigue siendo cristalina, aunque ellos suelen preferir fumar sus puros al borde de una piscina infinita. Eso sí, con vistas al Mediterráneo. Entre el denso humo, sellan con apretones de mano nuevos acuerdos millonarios y otros pactos opacos. Y los brindis se suceden en sus mansiones. Desde políticos hasta empresarios, narcotraficantes o supuestos terroristas, todos ellos criminales, hallan en el Líbano un lugar donde resguardarse de sus problemas con la justicia internacional. Las costas privatizadas y las montañas aisladas son un refugio seguro para personas buscadas o huidas de la justicia, como el empresario Carlos Ghosn o el gobernador del Banco Central del Líbano, Riad Salame. Interpol pide a las autoridades libanesas que les detengan, pero ellas nunca le harían eso a uno de los suyos.
Protegidos de Interpol
Líbano, paraíso de los fugitivos
El gobernador del Banco Central del Líbano, Riad Salame. /
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