Contracrónica

Coronación de Carlos III: lo suyo es puro boato

La ceremonia de entronización del monarca británico ha respondido a la perfección al riguroso guion previsto, lleno de ritos y detalles medidos al milímetro y sin margen para la espontaneidad

La coronación del rey Carlos III

Pocos actos públicos hay más ceremoniosos que una coronación real y ninguna monarquía es capaz de igualar a la británica en culto y adoración al rito y la liturgia, como ha quedado demostrado este sábado en la entronización de Carlos III de Inglaterra en la Abadía de Westminster de Londres antes la atenta mirada de 2.000 invitados y los millones de curiosos que han seguido el evento en todo el mundo por televisión. Dos horas de puro boato medido al milímetro en el que cada gesto, detalle, frase y movimiento estaba perfectamente tasado y ha salido a la perfección.