Su nombre puede parecer osado. Incluso, hasta algo pretencioso. Pero su ubicación geográfica, y además simbólica, lo justifica. El Teatro de la Libertad está en el campo de refugiados de Yenín, situado en la Cisjordania ocupada. Tras recorrer las callejuelas dispares, coronadas por una maraña de caóticos cables que acumulan décadas de existencia, se abre el espacio para dejar lugar a un escenario donde los sueños se elevan por encima del enredo, más allá de las fronteras. Miles de colores tiñen las grises paredes con retratos de actores y dramaturgos, con instantáneas de una vida resistiendo a través del arte. Antes de entrar, los carteles se superponen anunciando festivales próximos y pasados que combinan teatro feminista o experiencias de realidad virtual. Todas ellas nacidas por el deseo de contar una historia.
Palestinos en lucha
El Teatro de la Libertad, escenario de resistencia a la ocupación israelí
Este centro cultural en el campo de refugiados de Yenín lucha por la liberación palestina a través de las artes escénicas
Una sala de ensayo del Teatro de la Libertad en el campo de refugiados de Yenín. /
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