El pasado 2 de junio las calles de Moscú volvieron a ser escenario de otro brutal asesinato, como aquellos que proliferaron en la capital rusa en los noventa, los años bárbaros que siguieron al derrumbe de la Unión Soviética. Un hombre salía acompañado de un restaurante cuando otro hombre se le acercó por la espalda y le pegó tres tiros en la cabeza con una pistola con silenciador, de acuerdo con el vídeo publicado en su día por el canal de Telegram ‘Baza’ y otros medios rusos. El asesino actuó a cara descubierta y no se dio prisa por desaparecer de la escena del crimen. Antes de marcharse, le hizo varias fotos con el móvil a la víctima, una señal más que probable de que no era más que un pistolero a sueldo.