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La marcha de Nicola Sturgeon marca un fin de ciclo en el nacionalismo escocés

  • La conferencia extraordinaria que el SNP iba celebrar en marzo en Aberdeen está en el aire y se da por muerto el plan de Sturgeon para considerar el resultado de la próxima elección general como un referéndum de independencia

Sturgeon

La abrupta dimisión de Nicola Sturgeon marca el fin de una era del nacionalismo escocés. El anuncio sorpresa de la ministra principal de Escocia y líder del Partido Nacional Escocés (SNP) ha pillado desprevenidos a sus propios colegas, que aún andan noqueados. Sustituir a una figura tan popular con Sturgeon no será fácil. Tampoco lo será el mantener viva la llama de la independencia después de haber quedado bloqueadas todas las vías para celebrar un nuevo referéndum. La conferencia extraordinaria que el SNP iba celebrar en marzo en Aberdeen está en el aire y se da por muerto el plan de Sturgeon para considerar el resultado de la próxima elección general como un referéndum de independencia. La propuesta fue criticada dentro del SNP y era muy impopular. Tan sólo el 21% de los escoceses y el 44% de los simpatizantes nacionalistas la aprobaban. “Creo que lo más sensible es aparcar la conferencia y permitir que el nuevo líder presente su visión”, ha declarado el presidente del partido, Mike Russell. El nombre del sucesor se dará a conocer el 27 de marzo y con él se abrirá un proceso sobre el futuro del nacionalismo, de renovación quizás, pero existe el riesgo de que pierda impulso, mientras el sueño de la independencia languidece a falta de un plan con credibilidad.