Militar golpistas

Muere el exdictador del Pakistán Pervez Musharraf a los 79 años

El militar llegó al poder en 1999 con un golpe de estado y se mantuvo hasta 2008, cuando fue obligado a renunciar al cargo

Pervez Musharraf, en una imagen de archivo. / X01147

El exdictador de Pakistán Pervez Musharraf falleció este domingo en Dubái a los 79 años de edad tras padecer una larga enfermedad, según anunció el Ejército paquistaní. Musharraf ocupó desde el 20 de junio de 2001 oficialmente la presidencia de su país hasta su renuncia forzada el 18 de agosto de 2008. Dos años antes, este militar tomó el poder del país mediante un golpe de estado, una vez que el entonces presidente quiso destituirlo. Musharraf quedará para la historia como el último dictador de Pakistán, fuerza clave que sirvió a Estados Unidos para la guerra contra Al-Qaeda tras el ataque del 11 de septiembre.

Altos mandos militares "expresan sus sinceras condolencias por el fallecimiento del general Pervez Musharraf", según un breve comunicado difundido el domingo por el servicio de prensa de Ejército. "Que Alá bendiga el alma del fallecido y dé fuerza a la afligida familia", recoge la nota. "Puedo confirmar que el difunto general exhaló su último suspiro en Dubái esta mañana (...). Ya no está", según ha declarado a la AFP un alto funcionario de seguridad, que pidió que no se revelara su nombre.

El general de cuatro estrellas llegó al poder en 1999, poco después de haber sido destituido como jefe militar por el entonces primer ministro, Nawaz Sharif, con un incruento golpe de estado, el último vivido por la nación asiática que ha pasado varias décadas de sus 75 años de historia bajo el poder militar. En pocas horas, Sharif fue apartado del poder, Musharraf asumió el mando del Ejecutivo, se proclamó presidente en 2001, cargo que ratificó en un controvertido referéndum en 2002.

Tras la invasión estadounidense de Afganistán en respuesta a los atentados terroristas del 11-S de 2001, el dirigente se alineó con las posiciones de Washington. "O estás con nosotros o estás contra nosotros", dijo Musharraf que le plantearon desde la Casa Blanca. El entonces dictador y presidente pakistaní decidió convertirse en un aliado de los EE.UU, quedó en la primera línea de batalla y se presentó como el azote en la región de Al Qaeda, cuyos dirigentes, aliados de los talibanes, hallaron refugio en zonas tribales fronterizas con Afganistán.

Los bombardeos dirigidos con drones desde el suelo paquistaní por los estadounidenses, con el apoyo de Musharraf, no solo obligaron a los talibanes a huir a través de la frontera sino que alcanzaron también Pakistán con miles de víctimas, cientos de ellos civiles.

Crecimiento económico

Durante el mandato del dictador, Pakistán dio muestras de desarrollo en los campos económico y social, con un crecimiento económico anual del 7,5%, que sigue siendo el nivel más alto en casi tres décadas, según datos del Banco Mundial. En este sentido, sus políticas económicas fueron elogiadas por instituciones financieras locales e internacionales. Durante su mandado se permitió también una proliferación de canales de televisión privados sin precedentes, y los canales de televisión privados aumentaron de cero a 70 para 2008, el último año de su mandato.

Pese a dichas señales de aperturismo, Musharraf incumplió sus promesas de abandonar la jefatura de las Fuerzas Armadas a finales de 2007. En diciembre de aquel año, tras el asesinato de la líder de la oposición Benazir Bhutto y las aplastantes derrotas sufridas por sus aliados en las elecciones de 2008, Musharraf quedó completamente aislado, viéndose obligado a renunciar. Inició entonces un autoexilio, dividiendo su tiempo entre Londres y Dubái.

Inhabilitación

En marzo de 2012, Musharraf regresó a Pakistán con el objetivo de liderar a su partido en las elecciones legislativas y batir a su entonces rival político, Nawaz Sharif, el hombre al que apartó en 1999. No llegaron a medirse en las urnas, ya que tribunal inhabilitó a Musharraf para la carrera electoral y quedó expuesto a una batería de cargos en su contra por sus acciones mientras estuvo en el poder.

En 2016 Musharraf viajó a Dubái para recibir tratamiento médico por amiloidosis, una rara enfermedad que se produce por la acumulación en los órganos de una proteína llamada amiloide, lo que altera el funcionamiento de los tejidos y provoca disfunciones. Tres años después, Musharraf fue juzgado por un tribunal especial por el delito de traición. Aunque el tribunal lo condenó en 2019 a la pena de muerte, marcando la primera vez en siete décadas de historia como país que un dictador militar es condenado por sus acciones, el dictamen fue anulado el año siguiente por Alto Tribunal de Lahore.

Según el la cadena de televisión pakistaní Geo News, este lunes el cuerpo de Musharraf será trasladado a Pakistán para su entierro. Sin embargo, Muhammed Amjad, expresidente del All Pakistan Muslim League, la formación del expresidente, ha asegurado que "su familia tomará la decisión final sobre si su cuerpo será devuelto a Pakistán o no". "Su madre fue enterrada en Dubái, así que tal vez decidan enterrarlo también en Dubái, eso está por verse", ha añadido, según ha informado EFE.

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