Este martes ha entrado en vigor una exención a la ley federal para permitir la posesión para uso personal de pequeñas cantidades de drogas como como cocaína, metanfetamina, heroína o fentanilo, por parte de personas mayores de 18 años en la provincia canadiense de Columbia Británica. La medida, que forma parte de un programa piloto, se prolongará hasta 2026 y ha sido posible gracias a la autorización concedida por el Gobierno canadiense a las autoridades de Columbia Británica.
Según la exención aprobada por el Departamento de Salud canadiense, queda permitida la posesión de hasta 2,5 gramos de este tipo de drogas pero tanto el tráfico como la venta de sustancias ilegales siguen estando penalizados en la provincia. Igualmente, la posesión de drogas en escuelas, guarderías o aeropuertos sigue siendo ilegal. COn esta medida el gobierno provincial pretende cambiar el enfoque de penalización de a drogadicción por uno más encaminado hacia la concienciación y salud pública.
Información y asistencia
“En vez de tratar a estas personas como delincuentes, se les dará cuidado y compasión. Tendrán acceso a información”, explicó este lunes en rueda de prensa Jennifer Whiteside, ministra de Salud Mental y Dependencias de Columbia Británica. Whiteside explicó que las personas en posesión de hasta 2,5 gramos de drogas serán expulsadas de los establecimientos pero no se les imputará ningún delito. A cambio, recibirán información sobre un abanico de recursos sociosanitarios para la desintoxicación a su disposición.
De este modo, la provincia de Columbia Británica, en la costa del Pacífico de Canadá, pretende dejar de ser una de las más afectadas del país norteamericano por la crisis de opioides y otras drogas ilícitas. Solo en 2022, 2.272 personas murieron en la provincia por sobredosis, el segundo año más mortal en su historia, según reveló este martes un informe de la Oficina Forense de la provincia. En 2021 se alcanzó la cifra récord de 2.306 muertes en una provincia con una población de algo más de 5 millones de personas frente a las 2.668 muertes por sobredosis contabilizadas en la ciudad estadounidense de Nueva York, con una población oficial de 8,4 millones de personas en 2021.
El programa piloto ha sido criticado por grupos de usuarios y activistas al señalar que el límite de 2,5 gramos es demasiado pequeño. La falta de acceso seguro a las drogas también ha sido señalado como uno de los problemas del programa, cuyo objetivo es reducir el número de muertes.