La situación era tan insostenible después del 8E que pocos brasileños se sorprendieron al escuchar que el presidente Luiz Inácio Lula da Silva había destituido al comandante del Ejército, general Júlio Cesar de Arruda. Antes de que se cumplieran dos semanas del intento de asalto de las sedes de los tres poderes por parte de la ultraderecha, Lula tomó una decisión que, si bien en un punto previsible, no deja de ser considerada audaz por los analistas. Según el diario paulista Folha, Lula "optó por un tratamiento de choque, una proverbial bomba atómica, para intentar poner fin a la incipiente crisis que vive con las Fuerzas Armadas. Es una apuesta que implica riesgos".
Secuelas el 8E
Lula cesa al jefe del ejército brasileño de Tierra en plena purga de militares bolsonaristas
El general De Arruda se había opuesto al veto de un oficial investigado como peón financiero del expresidente ultra. Ya son 140 oficiales los destituidos
Foto de archivo del presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva. /
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