Tribunal revolucionario

Irán condena a 26 años de prisión al futbolista que participó en las protestas contra el régimen

Un tribunal ha declarado al jugador culpable del asesinato de tres miembros de las fuerzas de seguridad

El futbolista iraní Amir Nasr-Azadani

El futbolista iraní Amir Nasr Azadani, que se enfrentaba desde el pasado noviembre a una posible pena de muerte en su país por haber participado en la ola de protestas que ruge en Irán desde septiembre, ha sido finalmente condenado este lunes a 26 años de cárcel

Supuestamente, según la justicia iraní, Azadani participó en la muerte de un miembro de la Guardia Revolucionaria durante una protesta en noviembre, y es miembro de una banda armada indeterminada. Durante el juicio, su familia aseguró que, en la jornada de la protesta en la que murió el guardia revolucionario, el joven futbolista no estaba en el lugar donde ocurrieron los hechos.

Azadani no ha sido, en los últimos meses, el único que se ha enfrentado a la pena de muerte en Irán. Pero su caso ha sido el más mediático, espoleado por la coincidencia de su juicio con el Mundial de Qatar en diciembre. 

"Declarar la guerra a Dios"

Durante la ola de protestas en Irán, que empezó a mediados de septiembre tras la paliza y posterior muerte de la joven de 22 años Mahsa Aminí a manos de la policía de la moral, decenas de personas están siendo juzgadas por delitos que conllevan la pena de muerte, como "perturbar el orden público, corrupción en la tierra, coordinación para cometer crímenes contra la seguridad nacional y declarar la guerra a Dios”.

En la actualidad, casi 20.000 manifestantes están detenidos en las cárceles iranís por su participación en las protestas. De ellos, 17 han sido condenados a muerte (las últimas tres condenas han llegado este lunes). De todo los condenados, cuatro han sido ejecutados hasta la fecha: dos a principios de diciembre y dos este pasado sábado. Tres de los cuatro fallecidos no había cumplido aún los 24 años; el cuarto tenía 39 años.

"Linchamiento" público

"Estos hombres no fueron ejecutados tras un proceso judicial, fueron linchados. Desde el momento de su detención, fueron ya considerados culpables sin que pudiesen tener ninguna posibilidad de demostrarse inocentes, porque los cargos en su contra eran puramente políticos", ha asegurado Hadi Ghaemi, director de la oenegé iraní pero con sede en Noruega Iran Human Rights. Esta organización es de las pocas que recopila las informaciones de los más de 500 muertos y decenas de miles de detenidos durante las protestas, cuya virulencia y fuerza se ha rebajado en las últimas semanas. 

"La República Islámica está utilizando las ejecuciones y la fuerza letal contra los protestantes para instalar el terror en los corazones de los iranís y así destrozar las ilusiones de cambio y progreso de la gente", ha dicho Ghaemi. Incluso el papa Francisco ha criticado este lunes las condenas a muerte en Irán contra jóvenes manifestantes. 

Todo esto, sin embargo, no limita al Gobierno iraní, que sigue apostando por la violencia y las condenas a muerte como método para sofocar las manifestaciones y disturbios, que empezaron en septiembre como un movimiento para reclamar más derechos y seguridad para las mujeres del país persa. Rápidamente, no obstante, las protestas se convirtieron en una enmienda a la totalidad de la República Islámica de Irán

"No hay ninguna duda de que la gente que incendia y destruye los espacios públicos de nuestro país está cometiendo una traición", ha dicho este lunes el líder supremo del país, el ayatolá Alí Jameneí. En Irán, la traición se castiga con la pena de muerte.