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Crónica desde Londres: de los bancos de alimentos a los bancos de calor

Bibiliotecas, iglesias, y otros equipamientos abren sus puertas para ofrecer un lugar donde pasar gratuitamente el día o trabajar sin pasar frío a gente que no pude costarse la calefacción

Una familia refugiada del frío en una biblioteca convertida en banco de calor en Londres. / REUTERS/Henry Nicholls

Son las cuatro y media de la tarde y ya es de noche en Londres. En la calle hace cero grados y en la cafetería de la famosa Royal Opera House, una docena de personas leen, trabajan con el portátil, o simplemente pasan el rato en silencio. Ese día no hay función y si están allí no es por amor al arte.