Bajo su embrujo, hasta su nombre sabe dulce. Es Beirut. Pero la fascinación compartida por la capital libanesa despierta reproches entre su población. “Beirut no es el Líbano”, insiste incesantemente cualquier libanés. Y es cierto. Beirut no es el Líbano, pero todo lo bello y lo mísero del país habita en la ciudad. Su multiculturalidad y su amalgama de poblaciones refugiadas, castigadas, ignoradas llegan hasta la capital, tierra fértil para florecer. Los beirutís están hartos de oír hablar de su ciudad como la de los mil contrastes. Pero ellos, la mayoría, también llegaron algún día hasta esta urbe a orillas del Mediterráneo, cayeron en su encanto y ya nunca la dejaron. Caprichosa como ninguna, Beirut los recibe a todos pero no es de nadie.
Entender más
Crónica desde Beirut, hogar de mil contrastes
Ciurdad refugio para distintos pueblos, la multicultural capital libanesa concentra lo bello y lo mísero del país
Iglesias y mezquitas en Beirut. /
Temas
Lo más visto
- El aviso de Hacienda a las empleadas del hogar: cambio desde este mes de abril
- Las lluvias en Catalunya dejan los pantanos por encima del 18%
- El mensaje de Candela Peña sobre Daniel Sancho tras interpretar a Rosario Porto en 'Caso Asunta'
- ¿Dónde se baila en Barcelona a partir de los 40 años?
- El aviso de los meteorólogos para este lunes: seguirá lloviendo, pero sucederá algo más