Primero parecía que sí pero que no, aunque sí pero al final nada: Irán, a través de su televisión estatal, ha desmentido este domingo que la República Islámica haya disuelto su policía de la moral, cuerpo en el ojo del huracán desde setiembre de este año. El 13 de ese mes, un grupo de policías de este cuerpo detuvo a la joven Mahsa Amini en el centro de Teherán.

La joven de 22 años murió bajo custodia policial, tras recibir una paliza por parte de los agentes. Su muerte hizo estallar una ola de protestas que, tres meses después, no solo sigue sino que amenaza los cimientos de Irán y su régimen de los ayatolás. En un primer momento, las manifestaciones pedían el fin del hiyab obligatorio en el país. Ahora claman por la caída de la República Islámica entera. 

“[La patrulla de la moral] no tiene nada que ver con el poder judicial. La policía, quien la creó, la ha parado ella misma”, dijo este sábado en una entrevista el fiscal general del país, Mohamad Yafar Montazerí. Sus palabras fueron interpretadas como una señalización de que la patrulla de la moral, que no patrulla desde setiembre, iba a ser desmantelada.

No es así. “El fiscal general de Irán ha simplemente dejado claro que las patrullas no siguen la autoridad judicial, y que quien las estableció en el pasado las ha cancelado ahora. Ningún oficial de la República Islámica ha confirmado el desmantelamiento de la policía de la moral”, ha dicho este domingo la televisión pública iraní, Al Alam, que ha continuado:

“Algunos medios extranjeros han tratado de mostrar las palabras del fiscal como una retirada en asuntos como la castidad y el hiyab”, continúa el medio estatal. El fiscal se refería únicamente al hecho que, desde la muerte de Aminí, estas patrullas ya no patrullan.

¿Cambios a la vista?

En su declaración, a parte de su ambigüedad con las patrullas de la moral, Montazerí también se refirió al velo obligatorio. Tampoco aclaró la cuestión. “El mal hiyab —el velo llevado sin cubrir el pelo “suficientemente”— en el país, especialmente en la ciudad santa de Qom, es una de las principales preocupaciones del poder judicial así como de nuestra sociedad revolucionaria. Pero cabe señalar que la acción judicial es el último recurso y las medidas culturales anteceden a cualquier otra”, dijo Montazerí.

Con ello, el fiscal dio a entender una futurible e hipotética despenalización judicial del “mal uso” del hiyab, que sin embargo seguiría siendo obligatorio para todas las mujeres en Irán. 

“A pesar de que la prensa del régimen ha salido rápidamente a desmentir que la policía de la moral haya sido cerrada, sí que parece haber señales de que algunos círculos dentro del gobierno se debaten sobre si relajar, cambiar, o maquillar las leyes del hiyab”, escribe el académico iraní Arash Azizi. 

“Sin embargo, me parece muy difícil pensar que [el líder sumpremo, el ayatolá Alí] Jameneí pueda conceder algo así en este frente”, continúa el experto. Para los sectores más conservadores dentro del gobierno de Irán —el ayatolá y el actual presidente, Ebrahim Raisí, forman parte de ellos— el velo obligatorio es una de las piedras angulares de la República Islámica. 

Mientras tanto, las protestas siguen: los manifestantes han programado, para esta semana, tres días de huelga general y protestas por todo el país. Los muertos durante la ola de manifestaciones superan ya los 450 —la gran mayoría a manos de la policía—, y al menos cinco protestantes han sido condenados a muerte por haber participado en los disturbios. Y la represión no para: este domingo, cuatro personas han sido ejecutadas por, supuestamente, haber “colaborado con Israel”.