Este jueves las autoridades rusas han ido un paso más allá y han restringido el debate público sobre el desarrollo del conflicto rusoucraniano. Previamente estaba prohibido "desacreditar a las Fuerzas Armadas" o distribuir noticias falsas, lo que otorgaba un margen para comentar el desarrollo de la ofensiva. Pero ahora se ha optado por prohibir el debate público sobre aspectos como la estructura y el tamaño del Ejército, el tipo de armas usadas, el despliegue, entrenamiento, moral y posibles delitos cometidos por miembros de las Fuerzas Armadas. También se ha incluido la movilización y la defensa civil dentro de la misma prohibición.
La orden del FSB, los servicios secretos rusos detalla que esta información se considera como no clasificada pero que "puede ser utilizada por países extranjeros, organizaciones e individuos contra la seguridad de Rusia". Esta orden va a rebufo de la prohibición implantada el año pasado de compartir datos sobre la industria militar y espacial del país, aunque no esté clasificada.
Quien no respete estas nuevas directrices podría ser tildado "agente extranjero", una etiqueta heredada de los tiempos soviéticos con claras connotaciones negativas. Este jueves también cambió la legislación respecto a esta consideración y las autoridades rusas harán públicos sus datos personales como el nombre completo, la fecha de nacimiento o el equivalente ruso al número de la Seguridad Social, entre otros.