Cuando el escritor ruso Dmitri Glujovsky escribió la saga de libros post-apocalíptica Metro 2033, convirtió la red de túneles del metro en una pequeña ciudad bajo el invierno nuclear. Y tiene razones para elegir ese escenario para su ficción: este espacio es realmente una pequeña urbe subterránea y está preparada para resistir impactos atómicos. En los pasillos interiores de esta subciudad hay todo tipo de negocios como tiendas de comida, kioskos, puestos de souvenirs o de telefonía, e incluso se puede acceder a centros comerciales sin salir a la calle. Hacerlo en invierno es duro - el termómetro puede marcar -20º, en ocasiones incluso menos –, por ello los pasos subterráneos ayudan al peatón a congelarse lo menos posible.
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Crónica desde Moscú: el metro, refugio atómico
El suburbano es el orgullo de los mocovitas y la red una ciudad subterránea prepara para resisitir un atque nuclear
Mural en el que aparece Lenin en la estación de metro de Baumanskaya. /
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