Guerra de Ucrania

Bucha trata de dejar atrás sus fantasmas

  • La ciudad trata de borrar las huellas de la ocupación rusa y sobreponerse a su trauma colectivo

Una mujer se asoma a la ventana de su casa en una calle residencial de Bucha. / RICARDO MIR DE FRANCIA

Donde antes había una riada de tanques rusos calcinados en la calle, ha abierto una tienda de colchones. Sobre una de las tumbas a la entrada de un bloque de apartamentos crece un pequeño huerto. La tapia con restos de sangre donde se fusiló a varios vecinos tiene pintura nueva. Y en el parque infantil convertido en chatarra vuelven a corretear los niños. Seis meses después de que el mundo descubriera horrorizado la matanza de civiles perpetrada por las fuerzas rusas en Bucha, la ciudad trata de borrar las huellas de la destrucción legada por los soldados ocupantes y sobreponerse a su inmenso trauma colectivo. La primera parte del exorcismo avanza relativamente rápido; la otra es difícilmente cuantificable. Ya casi no se habla de lo ocurrido: cada uno convive con sus fantasmas