Como hicieron las ciudades británicas durante el Blitz, la frustrada campaña de bombardeos aéreos lanzada por Hitler para tratar de someter al Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial, sus pares ucranianas han apagado también la luz. Lo hicieron a comienzos de la invasión y lo han vuelto a hacer ahora. Al caer la noche no se enciende el alumbrado público. Las calles se vacían y se camina a tientas, entre las sombras de los pocos coches que circulan y el parpadeo de los semáforos. La intención confesa de las autoridades ya no pasa por entorpecer la visibilidad de la aviación rusa, una de las grandes desaparecidas de esta guerra, sino en ahorrar energía ante el invierno de estalactitas que hiela su horizonte. Con luz o sin luz, hay una ciudad que no dormirá, una ciudad donde la noche no trae más que muerte, insomnio y destrucción.
Guerra de Ucrania
Noches de insomnio y muerte en Zaporiyia
Los bombardeos rusos sobre la ciudad se han recrudecido desde la anexión y han dejado casi 80 muertos en las últimas dos semanas
ZAPORIYIA /
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